OLPC: "disrupción desde abajo"
Carlos Osorio es un invertigador Chileno doctorado en el MIT, especializado en tecnologías de la información. En este artículo escrito para la revista Qué pasa de Chile presenta una perspectiva muy completa, sobre todo desde el punto de vista del mercado tecnológico, de lo que representa OLPC para el mundo. Vale la pena.
En los años 60, Seymour Papert -destacado profesor del MIT y pionero del construccionismo- postuló que se obtiene un mejor resultado en el aprendizaje cuando éste es apoyado por un facilitador (el profesor) pero es iniciado y dirigido por el propio aprendiz (el estudiante) al aplicar el conocimiento a solucionar problemas reales mediante el uso del computador. Esto ha sido fundamental para el desarrollo de capacidades creativas y de innovación.
La iniciativa de Un Computador por Niño (OLPC, por sus siglas en inglés) nace en 2005, cuando Papert, Nicholas Negroponte y Alan Kay, la proponen con el objetivo de generar una herramienta de aprendizaje para niños de países en desarrollo. Pronto se sumaron empresas como Google, AMD y RedHat.
¿Qué importancia ha tenido esta iniciativa? Al menos dos claras: impacto en el mercado de los laptops y también en el paradigma de los modelos educativos.
Los laptops se disparan
El impacto de OLPC se ha sentido más rápido en el mercado que en el aula. Para entenderlo, es necesario conocer un poco más el laptop de marras: es de bajo costo (entre US$ 100 y US$ 200), resistente al agua, polvo y las caídas, permite crear una red entre OLPCs, estén o no conectados a internet. Es menos complejo de utilizar que los tradicionales y, por su menor poder de procesamiento (debido a los requerimientos de su diseño y utilización), consume menos energía: dos watts por hora de operación. Utiliza un sistema operativo Linux, que puede operar con baja potencia, y facilita el construccionismo dando a los niños mayor posibilidad de explorarlo, modificarlo y operarlo, en comparación a los PC convencionales. Además, puede operar como tablet y tiene un diseño que cualquier notebook se quisiera.
Mirado desde la óptica de la innovación, a la introducción del OLPC se le conoce como low-end disruption, o disrupción desde abajo. El OLPC es un bien inferior, o low-end, más barato, que apunta a satisfacer las necesidades de usuarios menos sofisticados, es menos complejo en su arquitectura y más flexible. En cambio, los notebooks tradicionales son bienes superiores, o high-end, más caros y complejos, con niveles de sofisticación que superan las necesidades de sus usuarios, creando lo que conocemos como "sobreservicio".
Comúnmente se cae en el error de definir a los bienes inferiores como "más malos", siendo que muchas veces -como en este caso- pueden ser mejores que los superiores. Piense solamente en las más de 4 mil millones de personas que no tienen un PC, y que verían con mejores ojos un OLPC que un laptop tradicional.
Cuando un bien inferior compite con uno superior, este último mercado sufre: los precios tienden a bajar y aparecen nuevos competidores inferiores. Es lo que ha sucedido en este caso. Cayó el precio de los laptops y mejoró la calidad de los bienes que apuntan al mismo nicho: dispositivos móviles y celulares. También han aparecido bienes similares, como, por ejemplo, el Classmate PC que Intel diseñó para penetrar los mercados emergentes.
Sin embargo, la idea de OLPC es más que un laptop barato. Según el mismo Nicholas Negroponte, la iniciativa es independiente de qué versión de computador se utilice. El bajo precio, más que un fin para obtener cuotas de mercado, es un medio para difundir una manera de aprendizaje más acorde con las necesidades futuras y las restricciones económicas actuales de los países en desarrollo.
Modelos educativos
El modelo educativo OLPC requiere de una infraestructura social que Chile no dispone. La mayoría de nuestros profesores no están calificados para ser facilitadores en un proceso de construccionismo.
Por esto el gobierno optó por aún no implementar masivamente programas del tipo OLPC. En cambio, adoptó el modelo TIC en Aula. Este programa, a cargo de la red Enlaces, espera tener, para el 2010, más de 16 mil salas de clases habilitadas con un PC, un proyector y software educativo, con el fin de capacitar a los profesores para que eduquen a cerca de 500 mil alumnos.
La masificación de programas como el OLPC estaría pensada para una segunda etapa, cuando los profesores chilenos ya estén familiarizados con esta nueva manera de enseñar.
Hasta el momento, sin embargo, Uruguay, Perú y el estado de Alabama, entre otros, han adquirido 602 mil unidades de OLPC. El distrito educacional de Fresno, California, comenzará un programa piloto en 16 escuelas, beneficiando a más de 78 mil estudiantes, desde kínder a cuarto medio. ¿Por qué? Si recordamos, el construccionismo está basado en que el profesor es un facilitador, pero los alumnos son quienes inician y dirigen el proceso de aprendizaje.
Claudia Urrea, amiga de mis tiempos en MIT, ha realizado estudios por años al respecto, desde antes de que naciera el OLPC. En Costa Rica, por ejemplo, los niños que usaban un laptop en clases fueron más allá que lo esperado en el currículum, marcando diferencias sorprendentes respecto a los que sólo lo utilizaban esporádicamente en los laboratorios de las escuelas. Los profesores, luego de ver los avances de los alumnos, superaron el temor y la duda y se convirtieron en facilitadores ejemplares. Las escuelas que implementaron el plan gozaron de más demanda: los apoderados de otros colegios querían que sus hijos entraran a ellas.
Como dice David Cavallo, representante para Latinoamérica de OLPC, los laptops "son los lápices del siglo XXI". Más allá de eso, sin embargo, hay un tema de equidad en el acceso a estos lápices: la diferencia en la tasa y la sofisticación del uso del computador entre los niños de educación particular y los de la pública es preocupante. Este cambio, sin embargo, no es fácil.
Via Audentes Fortuna Iuvat.
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